Desde el mes de febrero a la fecha, las altas temperaturas en la Ciudad de México y el resto del país han sido una constante, una situación que no solo afecta a las personas, sino también a las mascotas, como es el caso de un perro.
En el caso específico de estos animales, al realizar actividad física o cuando sienten calor debido al clima, su cuerpo autoregula la temperatura mediante el jadeo y la sudoración a través de los cojinetes de sus patas; sin embargo, este proceso les lleva más tiempo que a los seres humanos.
Si se hace una comparativa, una persona suele tener, en promedio, una temperatura de 36 a 37 grados; mientras que un perro puede presentar de 38 a 39 grados centígrados, lo cual los hace más propensos a sufrir un golpe de calor.
Señales de alerta
Cuando se está en una temporada calurosa, es probable que las mascotas experimenten algunos cambios en su comportamiento y a nivel físico, derivado de las altas temperaturas, tal como sucede con los seres humanos.
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Sin embargo, hay ciertas reacciones o manifestaciones corporales que no necesariamente entran en un nivel de normalidad, por lo que cada dueño debe estar atento a aquellos síntomas que podrían coincidir con un golpe de calor.
Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre las reacciones que pueden sugerir dicha condición destacan las siguientes:
- El perro jadea más de lo normal; es decir, respiración excesivamente rápida.
- Manifiesta dificultades para respirar y moverse.
- Sufre de desmayos repentinos.
- Se percibe débil.
- Vomita sin razón aparente.
- Muestra un exceso de salivación.
- Sus encías han cambiado de color a causa de la falta de oxígeno.
- Presenta un ritmo cardiaco alterado.
Ante este tipo de síntomas, lo ideal es acudir con un veterinario para que haga una revisión de la mascota y corrobore si realmente se trata de un golpe de calor o no, y dar el tratamiento necesario para garantizar la salud del perro.